El pasado día 29 de noviembre el Archivo de Protocolos Notariales de Granada recibió la visita de la Asociación de “Mujeres por la Cultura”, del Zaidín (Granada), visita propuesta y organizada por la socia del CEHVAL María Teresa García del Moral y a la que asistió la también socia Ana María Carballeira Dabasa.
De la mano de la técnico-archivera Amalia García Pedraza, fueron cobrando vida, a través de una explicación magistral, el oficio del escribano como fedatario público, sus orígenes en el siglo XIIII, las ordenanzas reales que regían dicha profesión, así como, posteriormente, las Leyes estatales referidas al notariado que consolidaron la figura del notario tal como se conoce en la actualidad.
De igual manera, García Pedraza hizo partícipes a los visitantes de la historia del palacio que hoy alberga el Archivo, comentando los distintos propietarios que tuvo y las características ornamentales del edificio.
A continuación, y ya entrando de lleno en el contenido de algunos de los protocolos, presentó varios de los más significativos. El más antiguo, la Carta Real de Merced a la Ciudad de Granada determinando la organización del cabildo, de 1500; otro de Baza, con textos en árabe y castellano, fechado en 1516, sobre el padrón de los moriscos que deben pagar la farda (una especie de contribución que también pagaban los judíos); otro de 1555, de Granada, que hace referencia a la búsqueda de un tesoro y a lo que habrá de pagarse por ello; otro de 1561, de Granada, es una relación de gastos realizados en reparaciones en el Generalife; de 1601, de Granada, escritura de perdón; de 1635, de Granada, concierto con la Casa de Comedias para representar obras de teatro por la ciudad; y más reciente, uno de 1814, de Víznar, venta de un pedazo de tierra y otro de 1823, de Granada, manumisión a un esclavo. Todos ellos vienen a demostrar fehacientemente cómo el escribano da fe de todos los asuntos que acaecen en la vida ordinaria de las gentes y de cómo pasaba por la escribanía todo el espectro social.
Fue muy interesante conocer el hecho de que cada escribano tuviera su propio sello, que debía dibujar al lado de su firma. Se mostró una reproducción de todos los sellos que recoge Amalia García Pedraza en su libro Inventario de Protocolos Notariales de Granada. Siglo XVI.
Además de la maravillosa exposición de la técnico-archivera, hay que destacar el gran interés demostrado por las mujeres integrantes de la Asociación que, poco a poco, van completando su conocimiento de los archivos documentales de Granada; primero fue el Histórico Provincial, luego el de la Chancillería y ahora el de Protocolos.
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